La primera sorpresa fue la cantidad de gente que había, y lo bien organizado que estaba: Zona de parquing señalada y semivigilada, previo pago 5$. Señor marcando el paso de peatones y vehículos. Camino asfaltado hasta llegar a las gradas.
Una vez entramos diferentes estands para poder comprar camisetas, banderines... incluso una parada de militares para que la gente se enrolarse y por supuesto una para comprar víveres: nachos con queso, hot dogs, carnitas, cerveza, refrescos.... Vimos que tienen muchos seguidores este tipo de competiciones, pues la gente hacia cola para que firmaran las camisetas o banderines y cuando aparecía un nuevo conductor la gente chillaba y corría a hacerse fotos...
Una parte muy importante del espectáculo es el animador, que supongo que lo debía hacer muy bien, pues la gente chillaba, aplaudía y reía mucho,(como estaba en inglés...). Empezó calentando al público mientras presentaba a los participantes dando datos como el nombre o las edades, que tengo que decir que había desde los 7años hasta los sesenta y tantos... Cuando la gente estaba ya animada como no podía ser de otra manera todos levantados, la mano en el corazón y un grupo de militares haciendo el desfile de las banderas y una solista cantando el himno a capela... Por más veces que lo viva no me acostumbro al silencio y la solemnidad de este acto, toda enchinada....
Para salir de nuevo nos llama la atención la tranquilidad y paciencia de la gente, tranquilos sin prisas y educadamente, ni un empujón ni un pisotón, al igual que la salida del parquing tranquila y ordenada, ahora pasas tu ahora me toca a mí...
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