Hace
unos siete meses que hemos dejado atrás nuestra gran aventura. En este
tiempo han pasado muchísimas cosas una de ellas es que echo de menos
escribir este blog. Muchas veces estoy disfrutando de una situación, (o
lamentando), y pienso que sería fantástico que siguiera escribiendo,
pero la falta de tiempo y a veces la pereza me lo impedían. Sin embargo,
hoy he decidido intentarlo de nuevo, no puedo prometer mucho, pues el
corre, corre de cada día tampoco da para más...
Creo
que una de las cosas que siempre recordaré del día que llegamos fue la
"resurrección" anímica de nuestro gatito Herva. Ya había contado que con
nuestra marcha parecía que hubiera entrado en una depresión que le
causó varias enfermedades, aunque todo el mundo se volcó en intentar su
recuperación todo era, inútil se había abandonado... Pero en el momento
que nos vio fue como si se le iluminara la cara, al momento empezó a ser
otra vez el mismo, nos roneaba, tenía hambre, jugaba, investigaba todas
las bolsas que no conocía, no se separaba de nosotros y aunque estaba
viejete y feúcho, nos hizo muy felices ver lo contento que estaba.
Incluso sus veterinarias, a las que nunca me cansaré de dar las gracias,
estaban alucinadas del cambio.
Después
de 16 años compartiendo a su lado grandes momentos, llegó el día que
jamás quise que llegara, su corazón se cansó, murió en mis brazos,
esperó por nosotros, se despidió de nosotros.
Aún
te oigo andar por casa. Siento el peso de tu cuerpo sobre mis pies,
abrirse suavemente la puerta; pero no estás. No sé dónde estarás, pero
quiero que sepas lo mucho que te extrañamos. Hicimos lo imposible para
cuidarte y quererte, porque eras parte de nosotros. Te queremos y te
echamos mucho de menos
No hay comentarios:
Publicar un comentario