Esa misma mañana a la vez que deshacía las maletas, llegaron las camas, por cierto, aquí a la gente le gusta dormir en camas muy blandas, y al poquito ya llegó Robi, que es el chico que nos instaló la televisión por cable e internet, todo muy eficiente, te dicen un día y una hora y es ese día a esa hora.
Por la tarde estuvimos paseando para reconocer el lugar y ver que teníamos por los alrededores, a la vez que buscamos algo para meter en la nevera y poder desayunar, (ya no tenemos el breakfast preparado cuando nos levantamos).
La primera noche creo que no dormimos nadie demasiado bien, supongo que muchos cambios en muy poco tiempo (nosotros, que somos de no cambiar nada...), y por la mañana.... ¡¡que ilusión!!, nuestro primer desayuno Mediamericano.
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