Llegó el día, casi noche, después de las despedidas, después de las maletas, después de todo ha llegado la hora de partir.
Mi pobre mama no puede ni quiere decirnos adiós, por eso se levanta a las cinco de la madrugada y va a comprarnos pastitas recién horneadas para despedirnos otra vez... el coche llega superpuntual, lo cargamos con las seis maletas (con lo mínimo e imprescindible, agujas de tejer, agujas de crochet, galletas dietéticas, levadura para el pan, toallitas wc....), y nos ponemos en marcha hacia el aeropuerto de Barcelona.
Una vez facturadas las maletas y tomado el café nos vamos pá dentro, iba yo con la idea de comprarme unas revistas para el viaje en el dutty free, pues nos faltaba una hora y media para embarcar, pero por aquellas casualidades MM mira por ultima vez los billetes y, Oh!! sorpresa!! sale una hora y media antes de lo que pensábamos, así que con el tiempo justo de la ultima visita al baño nos vamos a la puerta de embarque, por supuesto sin comprar mis revistas.
El avión que nos llevará se dirige a Nueva York, esta vez el trayecto lo hacemos en dos tramos, parece mejor, ya que después de casi nueve horas haremos una paradita. Aunque los asientos son cómodos, las películas están bien, nos dan de comer y damos alguna cabezadita estamos deseando tomar tierra. En el aeropuerto tenemos que pasar la aduana Americana, nos vuelven a tomar las huellas y la foto, contestamos las preguntas de rigor y volvemos a esperar nuestra hora de embarque, esta vez hacia San Francisco. Aquí si tenemos tiempo para dar vueltas por el dutty free, pero las revistas están en inglés así que vuelvo a quedarme sin ellas. El siguiente avión sale a su hora, pero esta vez ni es tan cómodo ni nos dan de comer y las películas se tienen que pagar....
Por fin tomamos tierra (aunque hayan sido "solo" cinco horitas, ha sido muuuyy largo). Recogemos las maletas, que por cierto, ¡como llegan!, y aparece MA a recogernos. Un último sprint, una horita y media de coche para llegar a nuestro pueble, antes pero nos comemos la primera hamburguesa, que bien sea por el cansancio bien sea porque nos falla la memoria no nos sabe tan bien como recordábamos...
La primera sorpresa, están asfaltando nuestra zona de parquing, así que no podemos aparcar cerca de casa para descargar las maletas. Hace una calor horrible, estamos a más de cuarenta grados y son las diez de la noche, imaginaos al entrar en una casa cerrada a cal y canto durante tanto tiempo...
Bueno, en fin, una ducha, un cigarrito y a dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario